Aterrizado en París con el reto de sustituir de manera inmediata a Gianluigi Donnarumma, uno de los héroes de la Champions ganada por el PSG, Lucas Chevalier se adapta con discreción y buenas actuaciones.
El domingo le llega un reto de altura, la disputa de su primer Clásico en la cancha del Marsella (19h00 GMT).
"Estoy ansioso, conocí el Vélodrome con el Lille, pero está claro que un Marsella-París es diferente... cuando veía el Clásico de joven, pensaba que era increíble para un jugador, solo por la atmósfera. Es una atmósfera hostil que aprecio, vamos allí para ganar", explicó en los pasillos del Parque de los Príncipes tras el triunfo contra el Atalanta el miércoles en el arranque de la Liga de Campeones (4-0).
El arquero ha encadenado dos partidos sin recibir un gol, adaptándose muy rápido al club parisino, con el que fue alineado de inmediato por Luis Enrique el 13 de agosto en la Supercopa de Europa contra el Tottenham (2-2, penales 4-3).
El miércoles, en su primer partido de Liga de Campeones con el PSG, el portero, conocido por su habilidad con el balón en los pies, no tuvo que intervenir en su línea pero participó mucho en el juego, ralentizándolo en ocasiones.
"El balón no llega mucho a mis manos, llega sobre todo a mis pies, eso es lo que me pide el entrenador", comentó sonriente y relajado pero consciente de las expectativas que hay puestas en él.
Perfil diferente
Chico sereno, que equilibra bien la modestia y la ambición legítima, impresionó a los dirigentes parisinos en los diez partidos que disputó en la Liga de Campeones la temporada pasada con el Lille, particularmente con una impresionante parada de reflejos contra la Juventus en noviembre.
El PSG quiso desvincularse de Donnarumma -fichado por el Manchester City- a pesar de los excelentes servicios prestados en la Liga de Campeones ganada el pasado curso, una decisión asumida plenamente por Luis Enrique al buscar "un perfil diferente", con mejor juego de pies.
Chevalier, nacido en Calais, en el norte de Francia, firmó hasta 2030 en un traspaso de 40 millones de euros (47 millones de dólares), aceptado a la tercera oferta por el Lille, club en el que se formó.
El PSG buscaba un portero con un juego de pies impecable, especialmente para los saques largos.
"Queremos un jugador que sea consistente, que pueda generar superioridad, que tome las decisiones correctas según cómo presionen los adversarios y dónde estén las soluciones con el balón", explicó en agosto Luis Enrique, quien lo colocó como su portero N.1 por delante de Matveï Safonov y Renato Marin, también fichado este curso.
El entrenador también desea que demuestre "liderazgo mental" porque "un portero es un jugador que ve todo el campo, que ve a todos los jugadores".
"Estoy disfrutando"
Al llegar al PSG, el número 2 de la selección francesa, de 23 años, cambió completamente de dimensión: el centro de entrenamiento, la cobertura mediática, el cuerpo técnico y sus compañeros, sin que ninguna aprensión sea visible en su rostro.
"No es fácil llegar a un equipo así, después de un portero que hizo una muy buena temporada, y él lo ha hecho con una personalidad fantástica. Ya lo conocíamos, vimos su potencial, vimos que puede alcanzar el más alto nivel de los porteros", comentó esta semana el capitán Marquinhos, esperando "que también sea decisivo esta temporada".
"Está listo, está bien, ha asumido sus responsabilidades", añadió el brasileño.
Chevalier lo está "disfrutando": "Me digo, 'qué nivel'. Si tengo que comparar con mi equipo anterior, hay más méritos individuales, más control, parece muy fácil jugar con ellos, te sientes en confianza".
El domingo en el Vélodrome tendrá que mantener la calma y mostrar todo su carácter para manejar la presión de los 67.000 seguidores marselleses.